Dec 19, 2009

facultad anquilosada

Vivo sin brillo y sin sustancia.
Los acontecimientos que me ocupan son frios y distantes, puedo pensar en ellos, resolver, planear, pensar, actuar.
Ejecuto mis tareas.
Puedo apasionarme de los proyectos, quizás sentir una alegría remota.
Son importantes, ¿no es así?
Pero la vida pasa lentamente, sin sobresaltos.
Todo, bajo esta extraña película gris de somnolencia.
Intento hidratarme de los encuentros con familia, amigos.
Son personas, me hablan.
Se interesan, dinos, cuéntanos, platícanos.
Respondo. Escucho mi voz. ¿Qué demonios estoy diciendo?
Increíble, puedo hablar de cualquier cosa, casi.

Tomo un libro.
Descanso.
La voz en mi cabeza deja de hablar sandeces.
La narración llena el silencio. Trato de seguir la historia.
¡Ah, qué interesante!, ¿de verdad?, impresionante.
No me admiro, pero finjo que sí. Es por mi bien.
Es bueno mantener la capacidad de asombro, ¿no es así?
Todos dicen que sí.
Navego en la red. Impresionante, qué mundo ese de ahí afuera.
Increíble lo que hoy vivimos. Miro mil cosas que jamás pensé mirar.

Duermo. Sueño.
Se interrumpe violentamente la automatía.
Siento.
Amo.
Olvido la vida. Es que amo.
Despierto.
Al menos todavía puedo sentirlo, pienso.
Ahora en verdad me sorprendo.
No se me ha olvidado.

¿Pero, esto... qué significa?, ¿por qué..?
Mejor ni preguntármelo. No hay respuesta que valga.
Avanza el día.

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