May 4, 2010

indagación


D
e pronto ha terminado el instante y me encuentro en una nueva realidad. Todo es extraño ahora. Me reconozco diferente, y a la vez la misma, con una mirada más ligera, y a la vez con lastres que no termino de soltar. El tiempo que ha pasado, no puedo verlo ni tocarlo, pareciera inexistente: tanto me negué vivirlo que ahora no hay registro de él más que un papel. Pero ya no tiene sentido pensar más en ello, ni sufrirlo -aunque esporádicamente se manifiesta con fuerza la herida de ese silencio-, parece que ha perdido sentido poner ese tema en la mesa. Y no me parece mal.

En cambio, me van sorprendiendo mis reacciones, casi como haber borrado un chip y tener uno nuevo, uno que todavía no sé bien cómo funciona, qué puede hacer, qué resultados arroja en cada comando. Muchas preguntas se han ido, tantas, que me he quedado sólo con las que no puedo responder. De alguna forma las otras han perdido sentido, los sabores y los sinsabores han perdido sentido y razón de ser. Pareciera invadirme algo más grande que me deja callada, y al instante de querer decir algo, mi yo silencioso hace un gesto enérgico de guardar silencio. ¿No quedamos que esas preguntas no procedían más?, le dice a la que quiere hablar.

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