Jun 21, 2009

Pasa el tiempo

Llegan los años.
Largos, pesados,
llenos de ironía.
Lo que alguna vez dijiste
no desear
se ha vuelto necesario,
indispensable,
y su ausencia te aniquila poco a poco.

Otras cosas parecen hacer ruido:
las pequeñas cosas que te ocupan.
Pero al final del día,
en compañía de los libros,
sabes que eres como ellos,
como las páginas frias que no viven,
hasta que alguien toma el papel
y les da vida.

Así esperas tú.
Un milagro, una casualidad, un sueño.
Un mensaje, una señal, un sentido.
Un sentido a todo este silencio,
a esta espera imaginaria y silenciosa
que conoces tan bien como a tí misma.

Pero nada pasa.
Sólo el tiempo.
Y (aún) otro atardecer más:
el sol, la lluvia, el frío -
el sol, la lluvia, el frío -
el frío.

Y así sin cesar los ciclos
que martillean su mensaje en estaciones,
el mensaje de ausencia de mensaje,
el mensaje de ausencia de sentido,
el mensaje de que nada pasa,
sólo el tiempo.

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