Oct 23, 2010
No me interesa, te lo digo, que compartamos experiencias. No me interesa que tengamos recuerdos, que acumulemos anécdotas, que atemos a lugares y a momentos los sentimientos. No me interesa que viajemos a mil lugares y tengamos bitácoras mentales. No me interesa si uno le salva la vida al otro, o se la condena. No me interesa si eres el primero -o el último- en decirme o hacerme cualquier cosa. No me interesa si amanecemos juntos amanecer tras amanecer, o muy pocos. No me interesa si tenemos un bar de costumbre, una frase o un gesto. No me interesa la bendición del cajón con tu ropa, ni tu colonia en la almohada, ni tu música en mi ipod, ni tus libros en mi librero. Todo eso está bien, pero no me interesa.
No te engañes, soy noble, pero no estúpida.
Me interesa el espacio que llenas con tu voz en el silencio. Saber qué te mueve a hacer lo que haces y qué piensas al hacerlo. Me interesa qué hay en el fondo de tu motor, qué piensas en la vida que vale la pena. Me interesa tu mente sin el filtro de tu consciencia, y tu consciencia sin el filtro de tu mente. Me interesan tus palabras debajo de tu discurso. Me interesa lo que realmente te interesa. Me interesa lo que realmente sientes, lo que sea. Lo que te enfurece sin que te des cuenta de cómo es que te enfurece tanto, lo que te aterroriza hasta las lágrimas, lo que te repugna en los demás y en tí mismo. Me interesa lo que ocultas, tanto, que lo olvidas, hasta que lo recuerdas.
¿Es que hay otra cosa que realmente importe? ¿Conocerte es acaso escuchar un cúmulo de gustos triviales? Anécdotas de memoria, relatorías de episodios de vida. ¿Qué es tu compañía si no sé quién te habita? Qué es tu pasión si no sé qué te mueve. Qué es tu deseo si no sé lo que quieres. Quién eres tú cuando no estoy yo para editarte. Qué preguntas tienes que nunca harías. Quién eres tú allá adentro, cuando te hablas, certero de estar mudo y pensando, y quién habla es tu esencia y quién realmente, realmente, eres. Si has hecho el ejercicio de observarte y criticarte, qué has visto, qué percibes de tí mismo, qué verdades te confiesas en silencio, qué mentiras usas para vivir a costa de esas verdades.
Eso quiero, el núcleo, el centro. Digamos qué realmente pensamos, sentimos, de qué se trata la vida para cada uno. Demos a esto algo de calidad, algo humano, algo profundo, algo divino, algo nuevo, algo fresco, algo auténtico, algo personal, algo íntimo. Dejémonos de símbolos y signos. Dejémonos de cánones y estilos. Dejémonos de confort y resguardo. Dejémonos de tibiezas y seguridades. Crucemos la línea, vamos a otro nivel, vamos a escucharnos.
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me encanto este post , es la primera vez que te visito y no se si tu lo escribiste pero como sea , es muy bueno , saludos y por aqui estare te sigo!
ReplyDeletebesazos!
¡Hola Ain! Bienvenida. El blog funge como vertedera de mis debrayes mentales, emocionales, intuitivos y demás, todo muy personal... Me alegra que los disfrutaras. ¡Un abrazo!
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