Sep 2, 2010

hechizo para matar un cliché


El romance eterno con el compañero perfecto. La pertenencia a un hombre sólo. La realización de todos los sueños predichos, apropiados. La boda de blanco, el festejo, la independencia. Los años sin hijos y con doctorado. Los proyectos tempranos, insipientes y débiles, pero con esperanza. El vértigo de planearlo, embarazarse, dar a luz. La primer noche en casa, la pequeña familia. La queja común de las madres... y la alegría. La familia con el recién nacido. Los años juntos y los hijos creciendo. El hogar. El desayunador lleno, la misma pregunta todas las mañanas. El marido de décadas, transformado mil veces, siempre amigo. Las crisis, la angustia, la consciencia de la complejidad de la vida. Las vacaciones en gran familia. La grata sorpresa de verse en los padres como espejos. La seguridad de regresar a casa, siempre.

La dirección de la reserva de selva. El paisaje verde, la floresta, el entorno salvaje. La salvación y el rescate. El amanecer entre cantos exóticos, el aire tan puro, bañarse en el río. La choza de paja, la vida desnudos, el fuego. El proyecto y las cabañas, el ecoturismo y la entrega. Las botas y el jeep, el capataz y la orden, el recorrido y el plan. Las visitas de la gente interesante. Las alabanzas, la codicia de los hombres extraños. El orgullo del triunfo, el miedo a perderlo todo. La herencia del mundo exótico para el futuro.

La granja orgánica, la casa ecológica, el rancho autosuficiente. Las celdas de luz, el calentador solar, los muros térmicos. Las verduras del huerto, las frutas del árbol, los huevos frescos. La cocina ámbar, el jardín de hierbas. Los perros rescatados de la calle, los gatos amados y numerosos. La risa de los niños jugando, los besos de noche sin foco y con velas. Los libros polvosos, la biblioteca extensísima, tu sofá y tus gafas en el escritorio. Ofrecerte un té todas las tardes. El amanecer consuetudinario, el atardecer mil veces nuevo.

El amor incondicional y que todo lo comprende. La certeza de tomar las mejores decisiones. La cosecha de los frutos exactamente esperados. La ausencia de sorpresas, de vuelcos, de cambios. La despedida suave de los más queridos. Las deudas saldadas, la vida en paz. La muerte tranquila y en abundancia, la sabiduría y el silencio.

Todo.

¡A la hoguera!


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