Ay, la poesía de amor, ¡qué trillado gesto! Sentirse deshecho por dentro y correr a las letras a llorar. "Lo amo por esto y por aquello... sólo él... es que yo...". ¡Válgame el consejo del escritor! Escribir poesía de amor, ¿para qué? ¿Para repetir mil veces más, después que mil hombres se sintieran igual, tristezas que siempre se sentirán? ¿Sentir que en un verso se sale el corazón y el peso del sentimiento es ahora del papel y no mío ya? Si un verso te sacara de mí, escribiría cien para no quererte jamás. Pero ni con eso puedo extirpar tu maldito sabor de mis horas vacías. ¡Lárgate de una vez!
Poesía de espíritu, esa quiero escribir. Poesía del viaje de la vida, de las cosas que van más allá de ti y de mí. Poesía que explica lo que no se puede decir, poesía ecuánime, poesía sin caducidad. Versos que brillan sin tu latir, palabras que pesan sin tu existencia. Maldita sea, ¡aquí estás otra vez! Déjame ya, quiero componer. Si no me has de amar, déjame en paz. Quiero escribir el vacío que lleno pensando en que podrías existir.
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