May 23, 2014

viajes interiores, viajes exteriores 2

de pronto, a mitad del viaje, sin comprender muy bien de dónde había venido la fuente, se esfumó esa necesidad de juzgarlo todo, de ser el alma de la fiesta, de entenderlo todo, de demostrar nada. hubo algo de silencio (claro, también cerré mi bocota deliberadamente). empezaron a aflorar los patrones, míos y de los demás. me sentí tranquila. estuve más presente. disfruté más. estuve menos aprehensiva. solté un poco más. escuché las enseñanzas y no traté de comprenderlas, integrarlas y aplicarlas. simplemente las escuché. me di cuenta de cuánto me falta, de lo pequeña que soy en mi evolución espiritual, de lo ambiciosa que soy en mi evolución espiritual.

me hizo falta hacer ejercicio. sacar. gritar. me hizo falta mi terapia. se agolpó el rechazo y odio que sentí por los demás. la envidia. noté que me faltaban formas de sacar eso. pero como dije antes, algo se acomodó y el ruido se silenció dentro y fuera de mí. me vino entonces un hilo de razonamiento. es el siguiente: la poderosa mente arma la realidad que vemos enfrente de nosotros. llena de interpretaciones, necesidades, máscaras y manipulaciones, está la mente dirigiéndonos. algunos, como nuestro guía, tienen la suerte (y cualidad interior) de recibir los mensajes más sublimes del Universo visible e invisible. también para ello utilizan la mente, pero muy domesticada. al resto de nosotros nos queda algo lejano ese recurso. la mente nos domina y los domesticados somos nosotros ante ella.

¿cómo burlaremos la mente para ver qué hay más allá de ella? ¿cómo veremos lo que hay si no tendremos mente? a la primer pregunta me respondo que es necesario escapar a la mente para trascendera. a la segunda pregunta me respondo que no lo sé, pero que es posible. aún aquí, dentro del cuerpo humano. entonces comprendí el sentido de la varias prácticas espirituales: repetición de mantras, meditación vipassana, danza sufí, tai chi, qi gong, meditación zen, vida monástica, voto de silencio, contemplación de la naturaleza, escuchar un koan, etcétera. todas estas prácticas tienen el objetivo de burlar a la mente, al menos dominarla, acallarla, para que deje de estorbar, para que nos deje experimentar la realidad con eso otro que no es mente.

¿y qué es eso otro? no es posible responder en esta forma escrita.

No comments:

Post a Comment