Otra cosa interesante que me ha sucedido recientemente es la absoluta caída de los clichés y modelos a los que tanto tiempo apelé como símbolos de la felicidad perseguida. Eso de cenar en la playa con velas y con música romántica me parece igual que sentarse en una banca a charlar sin vista alguna. Eso de recibir un anillo como símbolo de unión de vida a otra persona me parece igual que acordarlo de cualquier otra forma que no necesariamente tiene que ser sorpresa, romántica o en algún lugar caracterizado por su encanto para ello. Eso de realizar un proyecto con "éxito" me parece igual que realizar cualquier otro, aunque no necesariamente se produzca un bienestar muy grande para muchas personas, o mucha abundancia o ganancias para los participantes.
Y esa caída de los modelos simbólicos me ha permitido disfrutarlo todo, aceptarlo todo, abrazarlo todo, sin compararlo con nada para catalogarlo en una escala de valores. Sentirme completa en todo instante, sin playa, sin anillo, sin proyecto. Sentirme completa con vida o sin ella.
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