tal vez por fin estaba lista para tomarme a mí misma y soltarlo. hace más de un año la Ayahuasca lo había dicho claramente: suéltalos a todos... a él también, suéltalo. y quizá por fin había llegado el momento de hacerlo. y sin embargo, al momento de recuperar toda mi energía, otra parte de mí lo amaba más, más libremente, más silenciosamente, sin decirle nada, sin desearlo, sin extrañarlo. y no comprendí muy bien cómo podía soltarlo y amarlo al mismo tiempo. era algo nuevo para mí.
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