De vuelta de la terapia me doy cuenta de que este post es parte de esos lugares que mental y emocionalmente quiero siempre encontrar: esos lugares dónde digo "yo puedo, yo lo supero fácilmente". Si, hay una parte de mí que se siente como en ese post, de vez en cuando unos instantes, pero otra parte de mí no se siente así. La terapeuta me hace notar que justamente lo que esta experiencia me invita a ser, es a ser vulnerable, débil, imperfecta. Yo trato inmediatamente de negar la experiencia, de negar la enfermedad y acabar con el síntoma, otra vez quiero decir, "yo puedo" rápidamente, y también "yo soy fuerte, no necesito a nadie ni a nada", y finalmente "yo voy a vencer esto". Precisamente hace unos días me acordaba de Orgullo y Prejuicio, cuando Darcy está practicando esgrima, y, pensando en Elizabeth, se retira de la duela diciendo firmemente, "I shall conquer this".
¿Qué pasa conmigo que me cuesta tanto trabajo mostrarme vulnerable? Es una costumbre de toda mi vida, vaya, ni me puedo imaginar siendo vulnerable. Cuando he hecho los ejercicios de terapia en grupo, y he descargado mi enojo de forma explosiva y brutal, he sentido como si perdiera la consciencia, como si todo se borrara y me olvidara de mí misma, como si perdiera piso. La terapeuta me invita a quedarme con esa sensación desagradable de ser vulnerable, con la sensación desagradable de no ser perfecta, fuerte, autosuficiente, sólo a quedarme con la sensación, a permitirla, a no rechazarla.
Me cuesta un poco identificar ese lugar emocional, mi cerebro se adelanta a identificar un patrón o referencia para poder decir "estoy ahí, estoy sintiendo la vulnerabilidad", irónicamente tratando de hacer lo nuevo caigo en lo viejo, es algo que se cuela automáticamente bajo mi forma de ver las cosas, prácticamente todo. Tengo que detenerme un poco antes y sentir, no identificar, sino sólo sentir, y no adelantarme a rechazar y sentir algo deliberadamente, sino a sentir lo que sienta, sin tratar de hacer nada. Esto también me cuesta trabajo pues tengo la costumbre de explicarlo y racionalizarlo todo o casi todo.
Debo tener cuidado, fácilmente me paso al otro lado de la balanza y me pongo en el lugar de la víctima. Entonces caigo en el "pobre de mí porque no puedo, pobre de mí porque soy vulnerable, pobre de mí porque soy débil". El lugar de la víctima me lleva al juicio y a la auto-reclamación. Caigo en un círculo vicioso de auto-recriminación.
Me tengo qué detener mucho antes. Mi tarea es: notar cuando trato de ser invencible, no tratar de serlo, y sentir la vulnerabilidad. Se dice fácil.
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