No quiero escribir. Estoy de nuevo en tinieblas y declararlo me aterra. Me siento otra vez perdida, pero sin excusas. Simple estupidez. No, no, no, tengo que detener esta espiral oscura y empinada. Tengo... ¿pero cómo? No sé. No hago más que pasar el día en automático, refugiada en los actos y sorprendida cuando mi voz sale de mi pecho y hablo. ¿Quién demonios está hablando, si aquí adentro todo es tormenta?
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